Donald Trump acaricia su regreso a la Casa Blanca tras ganar a su rival Kamala Harris dos estados clave en las elecciones presidenciales del martes en Estados Unidos.
Aunque ninguno de los candidatos puede cantar victoria, la suerte parece sonreír a los republicanos que además han arrebatado a los demócratas el control del Senado, cambiando el equilibrio de poder en una cámara esencial para aprobar reformas.
Fox News, el canal preferido de los conservadores, ha declarado ganador al expresidente republicano, de 78 años. Por ahora es el único medio estadounidense en haberlo hecho.
Carolina del Norte, afectada por el huracán Helene, y Georgia, con una importante población afroestadounidense, le dieron las primeras alegrías de la noche a Trump después de una campaña llena de sobresaltos, incluidos dos intentos de asesinato contra él.
Son dos de los siete campos de batalla que decidirán quién será el próximo inquilino de la Casa Blanca.
En las elecciones más reñidas de la historia contemporánea del país, las miradas convergen ahora en Georgia, Pensilvania, Míchigan, Wisconsin, Arizona y Nevada.
La jefa de campaña de la vicepresidenta demócrata, de 60 años, alberga esperanzas si consiguen ganar Wisconsin, Pensilvania y Michigan, el llamado «muro azul». Pero Harris ha anulado un discurso que había previsto.
En el resto de los estados, que suelen dividirse entre los tradicionalmente demócratas o republicanos, no hubo sorpresas. Entre otros, Trump sumó como era de esperar Florida y Texas, y Harris Nueva York, California y la capital, Washington.
Para ser presidente en Estados Unidos no basta con tener más sufragios que el oponente. Hay que conseguir el número mágico de 270 votos en el colegio electoral.
Trump ha conseguido ya 243 votos electorales y Harris 194.
Los republicanos están de buen humor. «Positivo», respondió a la AFP Jason Miller, uno de los asesores más cercanos de Trump cuando se le preguntó cómo están de ánimo.
Además del Senado, hay en juego la renovación de los 435 escaños de la Cámara de Representantes y varios gobernadores.
– «Tengo miedo» –
Los estadounidenses viven con ansiedad esta noche que tiene en vilo al resto del mundo por sus repercusiones en la guerra en Ucrania y en Oriente Medio, así como para el calentamiento global, que Trump considera una falacia.
En la Universidad Howard de Washington, el buque insignia de la formación de los estudiantes negros, donde estudió Harris y preveía pronunciar un discurso, las sonrisas dieron paso a los ceños fruncidos, comprobó una periodista de la AFP.
«Ahora tengo miedo, estoy ansiosa. Apenas puedo mover las piernas», contó Charlyn Anderson.
En el Centro de Convenciones del Condado de Palm Beach, en Florida, donde se espera que hable Trump, sus seguidores están eufóricos.
«Siento que Trump ya ha ganado las elecciones. Esto ha terminado y creo que el mundo está a punto de ser mucho mejor», dice Moses Abraham, de 22 años.
Gane quien gane, el resultado será histórico. Trump obtendría el segundo mandato no consecutivo de un presidente desde 1893 y sería el más viejo en ser electo, y Harris, negra y de ascendencia surasiática, se convertiría en la primera mujer en el cargo más importante de la nación.
Tuvo solo tres meses para intentar convencer. Entró en campaña después de que el presidente Joe Biden tirara la toalla en julio y la apoyara.
Con un programa electoral vago pero centrista, Harris propone firmeza frente a la inmigración ilegal, mejoras para la clase media y la defensa del derecho al aborto.
– Antisistema –
En cambio, mitin tras mitin, el republicano repitió la partitura de 2016 y 2020, presentándose como un antisistema.
El mismo credo de siempre: la lucha contra los migrantes en situación irregular que, según él, «envenenan la sangre» del país.
Los tacha de «terroristas», «violadores», «salvajes», «animales» salidos de «cárceles y manicomios».
Condenado por un delito penal a finales de mayo y con cuatro inculpaciones pendientes, el septuagenario pintó un panorama sombrío del país durante una campaña dominada por la violencia verbal.
Trump insultó a Harris llamándola «lunática radical de izquierda», «incompetente», «tonta» y persona «con un «coeficiente intelectual bajo», entre otros calificativos.
Ella lo llamó «fascista». Otro tanto hizo él.
Eso sin contar el comentario de un humorista pro-Trump que dijo que Puerto Rico es como una «isla flotante de basura» o un desliz del presidente Biden quien, en reacción, llamó «basura» a los seguidores del conservador.
bur-erl/lbc/mar/
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