Las pantallas de la sala muestran a Donald Trump bailando al son de «YMCA», de los Village People. Y los seguidores del republicano, reunidos el martes en un centro de convenciones de Florida, se ríen a carcajadas y se relajan, cada vez más confiados en una victoria de su candidato a la presidencia de Estados Unidos.
«Siento que Trump ya ha ganado las elecciones. Esto ha terminado y creo que el mundo está a punto de ser mucho mejor», dice uno de los presentes, Moses Abraham, de 22 años.
Como él, cientos de personas se han juntado en este lugar de West Palm Beach, donde se espera que el magnate republicano pronuncie un discurso en las primeras horas del miércoles.
El ambiente, tenso durante horas, ha cambiado. Los nervios y la incertidumbre del inicio de la noche han dado paso a un mayor optimismo, a medida que las cadenas de noticias CNN, FOX y MSNBC anunciaban los primeros resultados positivos para el republicano frente a Kamala Harris.
La multitud -donde se mezclan hombres en traje y corbata, mujeres con vestidos de gala y amantes de los chalecos de cuero- jalea las victorias de su candidato en estados como Texas, Florida, Carolina del Norte o Georgia.
«Esto es como en 2016», dice Jo Ann Poly Calvo, de unos 50 años, recordando el año de las primeras presidenciales ganadas por Trump. «Siento que seguimos el mismo camino hacia la victoria. Estoy optimista sobre esta noche».
– ‘Cierta confianza’ –
Florida, en el sureste de Estados Unidos, se ha convertido en un refugio para Trump, que ha enfrentado un rosario de problemas legales en su Nueva York natal.
El multimillonario tiene en ese estado su lujosa residencia de Mar-a-Lago, situada a apenas unos tres kilómetros de la sala de convenciones donde lo esperan seguidores como Rocco Talarico.
«Donald Trump va a ganar», dice este hombre de 68 años, que viste un chaleco de cuero con las palabras «Born to Ride» (Nacido para Rodar) y «Donald Trump» bordadas en la espalda.
«Necesitamos eso porque nuestro país ahora mismo no tiene fronteras, el crimen es alto, la bolsa está mal, los precios de la gasolina y los alimentos son altos. Kamala (Harris) no hizo nada durante cuatro años», añade.
Mike McCormack, de 50 años, se muestra aún más crítico con la vicepresidenta demócrata. «No creo que Donald Trump pueda ser demasiado influenciado desde fuera, y creo firmemente que Harris está en realidad bajo control y manipulada. No tengo fe en ella», asegura.
Con los ojos fijos en una de las pantallas que retransmiten los resultados, Dolly T. Rump, de 63 años, es de las pocas que aún no se dejan llevar por el triunfalismo ambiental.
«Ahora mismo soy muy cautelosa. Creo que (Trump) se va a imponer, pero espero lo mejor y me preparo para lo peor, porque está demasiado ajustado», dice.
«En las últimas elecciones, nos fuimos a la cama pensando que Trump iba por delante, y cuando nos despertamos había perdido», recuerda. «Así que soy un poco comedida con mis emociones, y no me muestro demasiado entusiasta ni emocionada por lo que vaya a pasar».
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